Autor: Diego Alva Patiño (Segundo puesto en el Concurso Nacional de Reportaje Ma
nuel Jesús Orbegozo)
Diego Alva y el equipo de la Escuela Caminante |
“Ruth
es toda una lideresa. Ella cocina para su hermana y su primita”, les
dice Xandra Pantoja, fundadora de Escuela Caminante, a los jóvenes que
asistieron a la clase del Taller formativo. La joven de 14 años asiente, sus
ojos achinados se encogen aún más y sonríe con nerviosismo. El taller termina y
los alumnos se dirigen a la clase de matemáticas.
Ruth tímidamente se aparta y se sienta en una mesa a esperar a su profesor particular, el tema de hoy, sumas y restas.
Ruth tímidamente se aparta y se sienta en una mesa a esperar a su profesor particular, el tema de hoy, sumas y restas.
Ruth
asiste desde hace dos meses, todos los sábados de nueve a una de la tarde a
Escuela Caminante. Al llegar no sabía leer ni escribir, hoy puede reconocer los
cincuenta primeros números, leer algunos textos y escribir su nombre. “Sabe que
le falta mucho por aprender y eso hace que se angustie y quiera avanzar más
rápido. Yo le explico que estamos yendo bien y que está mejorando mucho”,
comenta Jorge Vásquez, profesor de Ruth y colaborador en Escuela Caminante.Ruth
vive en casa de sus tíos junto a su hermana. Allí realiza labores caseras como
cocinar, limpiar y atender a su prima.
“En su primera clase pidió que le enseñará una profesora, no quería un profesor. Pero sólo teníamos a Jorge, así que le explicamos que la clase se iba a hacer junto a los demás niños, que no tenía de qué preocuparse”, explica Xandra.
Ruth desde entonces no ha faltado ningún sábado.Se levanta más temprano para dejar la comida lista, y junto a su hermana y prima asisten a las clases.
“En su primera clase pidió que le enseñará una profesora, no quería un profesor. Pero sólo teníamos a Jorge, así que le explicamos que la clase se iba a hacer junto a los demás niños, que no tenía de qué preocuparse”, explica Xandra.
Ruth desde entonces no ha faltado ningún sábado.Se levanta más temprano para dejar la comida lista, y junto a su hermana y prima asisten a las clases.
Escuela
Caminante nace como una idea que tuvo Xandra Pantoja estando la universidad, o
para ser más preciso, en los recorridos que hacía desde la universidad hasta el
paradero. En ellos observaba a los niños que desde muy temprano trabajaban en
la avenida Nicolás de Piérola (Ex – Colmena)
y se planteaba la interrogante de cómo hacer para que tengan acceso a
una educación.
Niñas desarrollan habilidades en canto y danza. |
“Si
el niño no puede ir a la escuela, la escuela debe ir donde el niño”, con esta
máxima, un sábado 11 de febrero inició Escuela Caminante. Con 23 niños
pertenecientes a una de las zonas más pobres y alejadas de Pamplona Alta, en el
distrito de San Juan de Miraflores, los colaboradores de Escuela Caminante instalaron
toldos, mesas y comenzaron a dictar los talleres de comunicación y matemáticas.
El resultado al finalizar el primer año, fue contar con la participación de 35 niños, el incremento de los talleres a 17 y la realización de diez eventos, entre ellos, un paseo a la base naval del Callao y un concurso de cometas.
El resultado al finalizar el primer año, fue contar con la participación de 35 niños, el incremento de los talleres a 17 y la realización de diez eventos, entre ellos, un paseo a la base naval del Callao y un concurso de cometas.
Niño participó en el concurso de cometas. |
Una familia, más que una escuela
La
madre de Sebastián dejó al pequeño junto a los demás niños en la escuela, se
acercó hacia la colaboradora de inicial y le pidió el favor deno hacerle
recordar que hoy era su cumpleaños. Ella le había prometido comprarle una torta
para la celebración, pero no había conseguido el dinero, por lo que consideraba
mejor no recordárselo.
Xandra, al enterarse, pidió a su madre que vaya a comprar una torta para Sebastián.
Xandra, al enterarse, pidió a su madre que vaya a comprar una torta para Sebastián.
Eran
casi la una y Sebastián continuaba jugando. En el salón contiguo, los niños de
primer, segundo y tercer año, miraban la película UP. De repente, la alegría de
Sebastián explotó al ver la torta acercarse.Su diente faltante resaltó en su
sonrisa de oreja a oreja y los saltos que daba, eran prueba de la felicidad que
invadía al pequeño.
Desde
el 2013, Escuela Caminante ha conseguido un espacio propio, donado por el padre
de Xandra, ubicado en el paradero “segundo pasadizo” de Pamplona Alta. Allí
cuenta con cinco espacios que han sido divididos en cuatro salones y una
biblioteca.Además de los servicios higiénicos y un pequeño almacén, donde
guardan los instrumentos que utilizan en los talleres de música, como son las
guitarras, flautas y los violines, próximos a venir. Se han creado talleres de
danza, fotografía, manualidades, inglés
y canto. Así como los talleres para padres, pues como explica Jorge
Vásquez, colaborador y tío de Xandra, “no sirve de nada que los niños aprendan
acá, si en casa los padres van a seguir educándolos de una manera errónea”. En
éstos, los padres reciben asesoría sobre cómo ayudar en la educación de sus
niños, hasta en cómo gestionar bien sus ingresos. Los talleres son dictados por
especialistas y en ocasiones por el padre de la parroquia, quien no duda en llamarles
la atención si es necesario.
La ayuda nunca sobra
Llega
el mediodía y los niños necesitan alimentarse. La madre de Xandra junto a su
hermano, Mijael, también colaborador de escuela, han preparado el chocolate
caliente que será repartido, junto a una galleta, a cada uno de los alumnos.
Los vasos se sirven y cada niño, colaborador y profesor recibe su porción.
Ninguno se queda sin comer.
Padres y niños cantando el Himno Nacional del Perú. |
A la vez se necesita materiales de construcción para terminar de techar el local y poder dividir definitivamente los salones. La mano de obra sería realizada por los padres, que ya están comprometidos en ayudar a mejorar la infraestructura de la escuela.
Las
maneras de ayudar a Escuela Caminante son infinitas y las ganas también. El
grupo humano que conforma la escuela, está dividido en tres sectores.El equipo
de contenidos, en el que se encuentran los docentes, que se encargan de preparar sus clases y que disponen de
horarios establecidos para dictar sus talleres. El equipo de producción, conformado
estudiantes y colaboradores que son los encargados de coordinar con los
docentes los talleres, recoger los materiales y preparar los refrigerios. Y por
último el equipo de gestión de donaciones, cuya función es conseguir los
recursos necesarios para la escuela, a través de contactos y donaciones.
Un camino trazado
Marianne
Preuss de Stark, conocida cariñosamente como la Doctora, realizó durante 20
años innumerables actividades sociales en las zonas más pobres de Pamplona Alta;
logró construir una posta médica, un colegio y comedores populares, que hoy son
manejados por los mismos pobladores. Xandra Pantoja, amiga de la Doctora, fue
colaboradora en ese entonces de los proyectos que realizó Doña Marianne, y que
le sirvieron de inspiración para lo que sería hoy Escuela Caminante.
A 6
años de su muerte, su hijo Oliver Stark, en honor a su madre creó la “Maratón
7k Marianne PreussStark”, que cruza los caminos más dificultosos de Pamplona Alta,
entre piedras y arenas, y que el año pasado contó con la presencia de los niños
de la escuela, quienes participaron junto a sus familias de una tarde sana y
deportiva.
Esta
es una de las actividades en las que participará este año Escuela Caminante y
que se realizará el domingo 26 de octubre. Junto a este evento están los que organiza
la misma escuela, como son el tan esperado concurso de cometas, que el año
pasado logró contar con 200 participantes e invadir el cielo gris de San Juan
de Miraflores con más de 30 cometas, elaboradas por los propios niños, y que se
realizará el domingo 25 de agosto.
Están
también el concurso de dibujo, de talentos y la clausura académica, en el que
los alumnos demuestran lo aprendido durante todo el año en los diferentes
talleres que han escogido.
Es
difícil no sentirte atraído por tan hermoso proyecto. Retribuir con lo poco que
puedes saber y ayudar con lo poco que puedes tener, es suficiente para estos
niños. Yo ya me comprometí, a formar parte de este bello grupo y hacerme cargo,
junto a mis compañeros de la universidad, a dictar un taller de periodismo y
crear juntos un periódico mural. La falta de tiempo no es excusa pues en una
escuela siempre aprendes.
Ruth
me enseñó sólo en un día que la determinación y la perseverancia pueden más, y
Sebastián, a sonreír siempre con la alegría de un niño.
Los niños y las niñas nos contagian su alegría. |