jueves, 14 de julio de 2011

El director de Apu teatro: mágicamente mágico

Recostado en un sillón, con una copa de vino en la mano y un aspecto desaliñado, extravagante y un tanto “huachafo”. Encontramos a Enrique “Mágico” Herrera,  bohemio e idealista director de Apu Teatro, quien ha hecho del arte la razón de su vida y su único amor.  
Mágico en su búsqueda de entretener y brindar cultura al público con las artes escénicas, presenta breves obras en la esquina de su casa ubicada en Calle Las Calezas 275 Urbanización EL Manzano en el Rímac. El telón se abre en un espacio construido con algunas maderas, telas y sillas al aire libre.
¿Desde qué edad te dedicas al teatro?
Yo comencé mi etapa de vida como actor a los 17 años. Mis padres se oponían pero yo pude desligarme de ellos.  Llevé algunos talleres y cursos teatrales que yo mismo me pagaba. Sin duda fue la etapa más dura de mi vida pero asimismo me trajo muchas satisfacciones. Allí pude descubrir para lo que yo estaba hecho: el teatro iba a ser y sigue siendo la razón principal de mi vida: el amor al arte.
¿Has participado en grandes obras o representaciones?
Claro, al iniciarme en el año 1998 como un actor formado, tuve el apoyo de mis profesores y de esa manera pude integrarme a obras teatrales en las que jamás habría podido siquiera soñar. Participé en varias obras al lado de artistas que ahora son reconocidas como el caso de Carolina Cano o Maricielo Effio.
¿Has pertenecido a alguna agrupación similar a Yuyachkani por ejemplo?
Si, a decir verdad, Yuyachkani representa para mí casi mi segundo hogar, cuando salí de mi taller, un profesor me recomendó pertenecer a escuelas de arte u organizaciones que promovían el arte porque ello me ayudaría en mi formación como artista. Así es como me uní a Yuyachkani y participé en casi todas sus presentaciones. Quizá muy pocas veces tuve el papel principal pero el simple hecho de pararme frente al público y mostrar una faceta mía hace que mi sangre vibre.
¿Cómo nace la idea de formar Apu Teatro?
Esta locura mía nace hace varios años. En realidad yo ya lo venia maquinando desde hace casi diez años pero recién en el 2004 es que pude hacerlo realidad. Recibí la ayuda de mi madre y algunos vecinos que me donaron algunas de las cosas.
Hacer un proyecto de esta magnitud cuesta mucho dinero ¿Cómo fue en tu caso?
De hecho que sí cuesta porque alcanzar una meta requiere de esfuerzo. Después, vienen los costos de preparación y trabas como el miedo de montar un teatro clandestino. Sin embargo, la recompensa es más que gratificante. El ver a una madre que vive en un asentamiento humano en la “punta del cerro” traer a sus hijos a ver una obra, niños que no cuentan con el dinero suficiente para pagar una entrada y se sientan en el suelo para poder observarla, ese es el verdadero premio.
¿Apu teatro solo se presenta aquí en el Rímac?
No, desde que comenzó, va a parecer extraño pero recibí ofertas para ir a otros distritos como Chorrillos, Independencia y en países como Bolivia, Chile, México, Colombia, Ecuador y Argentina, en los que actué con otros artistas internacionales.
Ya que te has presentado en estos distritos, ¿tienes alguna anécdota?
Infinidad. Yo siempre digo, donde sea que haya personas, siempre hay una buena historia que realizar y que contar. Pero la que me impulsó a realizar mis presentaciones fue una que me pasó en Chorrillos. Al pasar el sombrero para recibir la colaboración del público, encontré a una niña que no tenía cómo pagarme. Yo, al verla, le dije: “Vete tranquila, no es necesario” y me quedé allí arreglando el lugar con la ayuda de algunas vecinas. Después de algunos minutos, me sorprendí al ver que la niña regresó con una moneda de veinte céntimos. Este hecho, fue hermoso, cautivante y motivador. Algo que no he vuelto a experimentar en mucho tiempo.
¿También tienes una escuela con ese nombre?
Gracias al apoyo y al incentivo de varias personas yo decidí formar una pequeña escuela de teatro. Al inicio pensé que no sería aceptado, incluso me veía sentado frente a un grupo de sillas vacías, pero grande fue mi sorpresa al comprobar que diez jóvenes interesados se habían aproximado a mi salón de clases. Para mí eso fue emocionante cautivador, si hubiera podido llorar lo habría hecho, pero eso solo lo reservo para mis actuaciones.
Ahora te has trasladado también a las redes sociales, ¿Cómo ha sido la acogida?
Un amigo mío me recomendó que publicitara el teatro por medio de internet, en aquel entonces yo no tenía ni idea de que era eso, pero me ayudaron y pude crear la página web. Luego comencé a practicar, a informarme más y desde hace año y medio decidí crear la cuenta en Facebook: www.facebook.com/Apu-Teatro.
Me ha impresionado la cantidad de personas que se unieron. Son casi 5000 contactos y me siento muy a gusto con eso, de verdad me da más fuerza.
Hoy en día las personas se dejan manejar mucho por los prejuicios al elegir una carrera profesional y desechan la idea de la actuación ¿Cuál es tu mensaje para ellos?
Concuerdo contigo porque es debido a prejuicios que se mata el arte en los más pequeños en vez de estimularlo.  Pero si uno tiene el ideal y lucha con todas sus fuerzas para alcanzarlo podemos lograr lo que queremos, podemos llegar a ser desde panaderos hasta altos empresarios. Todo es posible, claro te va a costar mucho y el camino no será pues un camino de margaritas pero lo vale, todo es cuestión de decisión y mucho empeño. (EscribeLiesly Jhoana Martinez Laura)