martes, 17 de septiembre de 2013

UNA ESCUELA CAMINANDO HACIA EL PROGRESO


Autor: Diego Alva Patiño (Segundo puesto en el Concurso Nacional de Reportaje Ma
nuel Jesús Orbegozo)

Diego Alva y el equipo de la Escuela Caminante
“Ruth es toda una lideresa. Ella cocina para su hermana y su primita”, les dice Xandra Pantoja, fundadora de Escuela Caminante, a los jóvenes que asistieron a la clase del Taller formativo. La joven de 14 años asiente, sus ojos achinados se encogen aún más y sonríe con nerviosismo. El taller termina y los alumnos se dirigen a la clase de matemáticas.
Ruth tímidamente se aparta y se sienta en una mesa a esperar a su profesor particular, el tema de hoy, sumas y restas.

Ruth asiste desde hace dos meses, todos los sábados de nueve a una de la tarde a Escuela Caminante. Al llegar no sabía leer ni escribir, hoy puede reconocer los cincuenta primeros números, leer algunos textos y escribir su nombre. “Sabe que le falta mucho por aprender y eso hace que se angustie y quiera avanzar más rápido. Yo le explico que estamos yendo bien y que está mejorando mucho”, comenta Jorge Vásquez, profesor de Ruth y colaborador en Escuela Caminante.Ruth vive en casa de sus tíos junto a su hermana. Allí realiza labores caseras como cocinar, limpiar y atender a su prima.
“En su primera clase pidió que le enseñará una profesora, no quería un profesor. Pero sólo teníamos a Jorge, así que le explicamos que la clase se iba a hacer junto a los demás niños, que no tenía de qué preocuparse”, explica Xandra.
Ruth desde entonces no ha faltado ningún sábado.Se levanta más temprano para dejar la comida lista, y junto a su hermana y prima asisten a las clases.
Escuela Caminante nace como una idea que tuvo Xandra Pantoja estando la universidad, o para ser más preciso, en los recorridos que hacía desde la universidad hasta el paradero. En ellos observaba a los niños que desde muy temprano trabajaban en la avenida Nicolás de Piérola (Ex – Colmena)  y se planteaba la interrogante de cómo hacer para que tengan acceso a una educación.
Niñas desarrollan habilidades en canto y danza.
“Si el niño no puede ir a la escuela, la escuela debe ir donde el niño”, con esta máxima, un sábado 11 de febrero inició Escuela Caminante. Con 23 niños pertenecientes a una de las zonas más pobres y alejadas de Pamplona Alta, en el distrito de San Juan de Miraflores, los  colaboradores de Escuela Caminante instalaron toldos, mesas y comenzaron a dictar los talleres de comunicación y matemáticas.
El resultado al finalizar el primer año, fue contar con la participación de 35 niños, el incremento de los talleres a 17 y la realización de diez eventos, entre ellos, un paseo a la base naval del Callao y un concurso de cometas.
Niño participó en el concurso de cometas.
Una familia, más que una escuela
La madre de Sebastián dejó al pequeño junto a los demás niños en la escuela, se acercó hacia la colaboradora de inicial y le pidió el favor deno hacerle recordar que hoy era su cumpleaños. Ella le había prometido comprarle una torta para la celebración, pero no había conseguido el dinero, por lo que consideraba mejor no recordárselo.
Xandra, al enterarse, pidió a su madre que vaya a comprar una torta para Sebastián.
Eran casi la una y Sebastián continuaba jugando. En el salón contiguo, los niños de primer, segundo y tercer año, miraban la película UP. De repente, la alegría de Sebastián explotó al ver la torta acercarse.Su diente faltante resaltó en su sonrisa de oreja a oreja y los saltos que daba, eran prueba de la felicidad que invadía al pequeño.
Desde el 2013, Escuela Caminante ha conseguido un espacio propio, donado por el padre de Xandra, ubicado en el paradero “segundo pasadizo” de Pamplona Alta. Allí cuenta con cinco espacios que han sido divididos en cuatro salones y una biblioteca.Además de los servicios higiénicos y un pequeño almacén, donde guardan los instrumentos que utilizan en los talleres de música, como son las guitarras, flautas y los violines, próximos a venir. Se han creado talleres de danza, fotografía, manualidades, inglés  y canto. Así como los talleres para padres, pues como explica Jorge Vásquez, colaborador y tío de Xandra, “no sirve de nada que los niños aprendan acá, si en casa los padres van a seguir educándolos de una manera errónea”. En éstos, los padres reciben asesoría sobre cómo ayudar en la educación de sus niños, hasta en cómo gestionar bien sus ingresos. Los talleres son dictados por especialistas y en ocasiones por el padre de la parroquia, quien no duda en llamarles la atención si es necesario.
La ayuda nunca sobra
Llega el mediodía y los niños necesitan alimentarse. La madre de Xandra junto a su hermano, Mijael, también colaborador de escuela, han preparado el chocolate caliente que será repartido, junto a una galleta, a cada uno de los alumnos. Los vasos se sirven y cada niño, colaborador y profesor recibe su porción. Ninguno se queda sin comer.
Padres y niños cantando el Himno Nacional del Perú.
Entre las necesidades básicas que requiere Escuela Caminante, son los alimentos que reciben los niños, leche, galletas y víveres.Así como material educativo y mobiliario, cuadernos, colores, libros, sillas y mesas.
A la vez se necesita materiales de construcción para terminar de techar el local y poder dividir definitivamente los salones. La mano de obra sería realizada por los padres, que ya están comprometidos en ayudar a mejorar la infraestructura de la escuela.
Las maneras de ayudar a Escuela Caminante son infinitas y las ganas también. El grupo humano que conforma la escuela, está dividido en tres sectores.El equipo de contenidos, en el que se encuentran los docentes, que se encargan de  preparar sus clases y que disponen de horarios establecidos para dictar sus talleres. El equipo de producción, conformado estudiantes y colaboradores que son los encargados de coordinar con los docentes los talleres, recoger los materiales y preparar los refrigerios. Y por último el equipo de gestión de donaciones, cuya función es conseguir los recursos necesarios para la escuela, a través de contactos y donaciones.
Un camino trazado
Marianne Preuss de Stark, conocida cariñosamente como la Doctora, realizó durante 20 años innumerables actividades sociales en las zonas más pobres de Pamplona Alta; logró construir una posta médica, un colegio y comedores populares, que hoy son manejados por los mismos pobladores. Xandra Pantoja, amiga de la Doctora, fue colaboradora en ese entonces de los proyectos que realizó Doña Marianne, y que le sirvieron de inspiración para lo que sería hoy Escuela Caminante.
A 6 años de su muerte, su hijo Oliver Stark, en honor a su madre creó la “Maratón 7k Marianne PreussStark”, que cruza los caminos más dificultosos de Pamplona Alta, entre piedras y arenas, y que el año pasado contó con la presencia de los niños de la escuela, quienes participaron junto a sus familias de una tarde sana y deportiva.
Esta es una de las actividades en las que participará este año Escuela Caminante y que se realizará el domingo 26 de octubre. Junto a este evento están los que organiza la misma escuela, como son el tan esperado concurso de cometas, que el año pasado logró contar con 200 participantes e invadir el cielo gris de San Juan de Miraflores con más de 30 cometas, elaboradas por los propios niños, y que se realizará el domingo 25 de agosto.
Están también el concurso de dibujo, de talentos y la clausura académica, en el que los alumnos demuestran lo aprendido durante todo el año en los diferentes talleres que han escogido.
Es difícil no sentirte atraído por tan hermoso proyecto. Retribuir con lo poco que puedes saber y ayudar con lo poco que puedes tener, es suficiente para estos niños. Yo ya me comprometí, a formar parte de este bello grupo y hacerme cargo, junto a mis compañeros de la universidad, a dictar un taller de periodismo y crear juntos un periódico mural. La falta de tiempo no es excusa pues en una escuela siempre aprendes.

Ruth me enseñó sólo en un día que la determinación y la perseverancia pueden más, y Sebastián, a sonreír siempre con la alegría de un niño.  
Los niños y las niñas nos contagian su alegría.