sábado, 15 de octubre de 2011

EL PAÍS DE LOS TÍSICOS


Levantarse a las seis de la mañana. Acudir al Centro de Salud “Caquetá”. Regresar a casa para almorzar. No salir hasta el siguiente día. Día en el cual,  volverá al mismo consultorio para tomar nueve pastillas que en un inicio fueron once.  Esta es la rutina que sigue Susana hace cuatro meses. En marzo de este año le diagnosticaron una enfermedad que la llenó de dudas. No sabía qué había hecho mal o qué había dejado de hacer.  Y ahora, lo único que sabe es  que debe continuar con su tratamiento para derrotar a la tuberculosis.
Así como Susana, existen  más de 32 mil casos de TBC en el Perú. Muchos de los pacientes acuden al hospital más cercano de su localidad pero otro porcentaje (cerca del 10%), a pesar de ser perseverantes en el tratamiento, no lo finaliza. Por lo que su recuperación no se llega a concretar.
Este mal, que tiene su foco infeccioso en la capital peruana, posee síntomas que confunden a más de uno. Y como le sucedió a Susana, quién nunca pensó que una tos recurrente, fiebre y fatiga la alejarían de los salones universitarios por más de un ciclo.
“Había días en los que me sentía muy cansada y no tenía ganas de hacer nada. Creía que me desmayaría en clase y tosía mucho. Luego de unos chequeos me dijeron que tenía esta enfermedad pero no sabía bien qué era”, comenta Susana con voz que refleja nostalgia y pena aunque también convicción que la realidad  pronto cambiará.
A pesar de las visitas diarias al centro de salud y el consumo numeroso de pastillas o aplicación de ampollas (dependiendo la fase del TBC), los tísicos, pacientes con esta enfermedad, no deben preocuparse por el gasto de su tratamiento debido a que es cubierto en su totalidad por el estado peruano. El único requerimiento básico es predisposición para asistir a los consultorios donde serán curados.
EXTRAÑA ENFERMEDAD
La tuberculosis es producida por el virus llamado bacilo de Koch que ataca, por lo general, a los pulmones. Si la persona se encuentra con sus defensas  débiles no podrá combatir este tipo de bacteria y el mal se generalizará hacia otros órganos del cuerpo.
Para detectar si se encuentra infectado solo se requiere de un examen gratuito llamados baciloscopia, en el cual  se analiza la flema. De tener resultados negativos la persona es descartada de tener TBC. Si por el contrario, la bacteria aparece en las muestras, el paciente será diagnosticado y empezará su tratamiento.
Como en el caso de Susana, la atención oportuna y rápida permitió que el nivel de la enfermedad no se encuentre avanzado y se pueda combatir sólo con pastillas en un periodo no mayor a los seis meses.
Los días que permanece en su precaria vivienda de Barrios Altos son muchas veces monótonos y es la parte más difícil de convivir con esta enfermedad.  Susana debe permanecer calmada o de lo contrario su situación  no mejorará. Le restan 60 días para desempeñar sus actividades con normalidad y retomar sus clases de Arquitectura en la Universidad Nacional de Ingeniería.
“Lo que más me preocupa es que pierdo clases. No quiero atrasarme en los cursos de la universidad por que se vendrán exámenes finales. Aunque, claro, debo mejorar y descansar estos días”, agrega esta joven de 22 años que tuvo la mala suerte de cruzarse con el TBC en la mitad de su carrera.
A pesar de las dificultades de los últimos meses, la tuberculosis que enfrenta Susana es la más recurrente y fácil de tratar. Existen otros dos tipos en las cuales el esfuerzo es mayor y la efectividad de las pastillas no es segura. Este es el caso de la TBC MDR (multidrogoresistente)  en la que se requiere de aplicación diaria de ampollas para combatir la bacteria. La otra, y más peligrosa, es la TBC XDR (extremadamente resistente) que requiere de un tratamiento especial y que no es cubierto por el estado.
LENTA ESPERA
Susana se sintió recuperada luego de dos semanas de tratamiento. Creía que todo había sido un susto y no tendría que volver a las pastillas diarias ni visitas al consultorio. Se equivocó. La tuberculosis requiere tiempo y paciencia por quien la adquiere. El error de muchos pacientes es dejar el tratamiento. Grave error. La bacteria vuelva a ingresar al organismo pero en una fase más fuerte lo que puede causar la muerte de la persona.
Es de sumo cuidado que en este lapso de tiempo (6 meses) el paciente con tuberculosis no estornude o tosa en público. Esta acción podría contagiar a la otra persona. Sin embargo, otras acciones como: dar la mano, dar abrazos o compartir cubiertos no generan la transmisión del bacilo de Koch.
La efectividad del tratamiento requiere, a su vez, una buena alimentación. El paciente no debe permitir que sus defensas bajen. Es común que aumente unos kilos para resistir las pastillas que toma a diario. Entre la dieta a seguir se encuentran las carnes, verduras y frutas.
“He aumentado cerca de cinco kilos. No me siento mal pero creo que cuando termine el tratamiento me controlaré para recuperar mi peso ideal.”, refiere Susana con mayor convicción. Sabe que el tiempo pasa rápido y mientras menos piense en su recuperación volverá a clases.
Susana terminó la sesión de hoy en el Centro de Salud “Caquetá”. En la entrada se le acerca una joven y le pregunta donde se encuentran los pacientes con TBC. Ella le indica que debe caminar hacia el fondo del pabellón donde encontrará un afiche que ella vio hace cuatro meses: “Una cosa es segura, la TBC sí se cura”. (ARAMIS CASTRO RAMOS)

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